Debido a las condiciones meteorológicas se ha decidido suspender los actos previstos para esta noche (19/05/2012), es decir, tanto el espectáculo de magia como la verbena a cargo de la orquesta
Arena Caliente. Lamentamos los inconvenientes. Les informaremos de cualquier novedad al respecto.
ESTABLECIMIENTOS GANADORES DE LA I RUTA DE CRUCES Y TAPAS
Ya se han dado a conocer los establecimientos ganadores de la I Ruta de Cruces y Tapas que tuvo lugar entre el 28 de abril y el 13 de mayo, en la que participaron 31 establecimientos de los municipios de Santa Cruz de La Palma, Breña Alta, Breña Baja y Villa de Mazo. Los premios han sido cuatro, tres para la categoría "tapa libre" y uno para la categoría "tapa palmera", y han recaído en los siguientes establecimientos participantes:
TAPA LIBRE
1º) Casa Lucio (Breña Alta), con la tapa "Bacalao"
2º) Parador Nacional (Breña Baja), con la tapa "Montadito de boniato con encebollado canario y pulpo laminado"
3º) Tasca Restaurante El Refugio (Santa Cruz de La Palma), con la tapa "Viajes"
TAPA PALMERA (premio único)
1º) The Lab Beach (Santa Cruz de La Palma), con la tapa "Cochino fresco con boniato en texturas"
Los establecimientos ganadores de cada categoría, es decir, Casa Lucio y The Lab Beach, mantendrán su tapa hasta final de año, así que...a disfrutar de ella si no tuviste ocasión de hacerlo.
Los establecimientos ganadores de cada categoría, es decir, Casa Lucio y The Lab Beach, mantendrán su tapa hasta final de año, así que...a disfrutar de ella si no tuviste ocasión de hacerlo.
Muchísimas felicidades tanto a los establecimientos ganadores como al resto de participantes, ya que la I Ruta de Cruces y Tapas ha sido todo un éxito, especialmente si se tiene en cuenta que se trata de su primera edición. Esperamos que esta iniciativa se repita en años próximos.
DE LA CIUDAD A LA CAMPIÑA: NOTAS A LAS FIESTAS DE LA CRUZ DE JUAN MAYOR EN 1927
De la ciudad a la campiña: notas a las fiestas de la cruz de Juan Mayor
en 1927
Víctor J. Hernández Correa
Concejalía de Turismo
y Patrimonio Histórico
Hacia finales del siglo xix las históricas fiestas patronales del
3 de mayo de Santa Cruz de La
Palma iniciaban una nueva andadura, colocadas en el primer
puesto de una programación celebradora que pronto comenzó a adquirir la
denominación más genérica y compleja de fiestas
de mayo. Con ello, no sólo se ampliaba notablemente el antiguo y reducido
programa de actos, repartido entre una y tres jornadas feriales, sino que,
además, la crisis que venían atravesando las tradicionales fiestas de la Cruz se recuperaban de un
bache que las había relegado a un injustificado segundo plano. En este proceso
de revalorización jugaron un indirecto pero relevante papel los debates en
torno a la licitud de la conquista y colonización hispánica de la isla de La Palma y sus consecuencias
para la antigua población aborigen. Desde este punto de vista, la fiesta de la Cruz significaba el triunfo
de las huestes del Adelantado, que habían arrebatado la libertad (concepto muy
valorado por la mentalidad romántica y regionalista ochocentista) y la dignidad
a un pueblo que apenas tenía capacidad para defenderse. Otro sector veía en este
triunfo la victoria del cristianismo[i] y de
la cultura occidental sobre un pueblo pagano e inculto. Y, finalmente, en un modesto punto medio, se hallaban los
que contemplaban tanto uno como otro bando (conquistado y conquistador) desde
una posición híbrida de fusión racial con la que justificar el nacimiento de
una identidad nueva: la canaria. Sea como fuere, la realidad es que la
controversia afectó a la concepción ideológica de la fiesta patronal de la
capital palmera, en la que los regocijos venían atando dos celebraciones de
naturaleza bien distinta: la incorporación de la Isla a la Corona castellana (de
carácter netamente civil) y la
Invención de la Santa Cruz
(de honda raigambre en el universo religioso).
En este marco, los felices años
’20 del pasado siglo, motivados por su sentido optimista y de apertura a lo
novedoso, vinieron a constituir un importante avance hacia la consolidación del
programa de las fiestas de mayo y una aportación relevante en el proceso de
incorporación de actividades musicales, teatrales y, en general, espectaculares
que la reconvertían en un modelo que restaba protagonismo a la participación
activa del pueblo y a sus formas de composición festiva más tradicionales —v. gr., la danza de mascarones— a favor
de un mayor aparato y una más tangible distinción entre los que actúan para que
otros se diviertan y gocen la fiesta.
Frente a lo que ocurría en el
casco urbano, la vida festiva de la campiña se desarrollaba de manera bien
distinta. De entrada, muchos cruceros dilataban durante los meses de mayo y
junio las celebraciones, alejados del exceso de visitantes, devotos o curiosos
noveleros que concentraban la expectación en unas animadas y concurridas horas:
entre la larga noche de la víspera y el atardecer del 3 de mayo. La naturaleza
efímera de las arquitecturas, adornos, peleles, loas y apariciones se perdía
entre el bullicio, el ruido y la humareda de los cientos de voladores que, en
breve tiempo, habían ceñido el cielo. En ese contexto, a muchos artífices
(mayordomos, diseñadores, carpinteros, herreros, etc.), agotados por las horas
en vela, no les quedaba tiempo para correr otra cruz que la propia; a lo sumo,
el tradicional pique-competencia —que ha caracterizado la esencia festiva del 3
de mayo en La Palma,
coadyuvando, sin duda, a su conservación— arrastraba su curiosidad hasta la
cruz más cercana. Para muchos, con excepción de los más jóvenes, capaces de
combinar trabajo, velorio, juerga y visitas, la fiesta de la cruz y sus goces
se habían esfumado hasta el año próximo. Pérez Vidal insistió sobre este hecho
hace años, explicando cómo la estresante
concentración de actividad propició un progresivo cambio de fechas:
La aparición, a veces bella y complicada, de una
rústica cruz reúne y retiene en torno a ella a muchísimas personas. Y es tanto
el deseo de presenciar y «gozar» los festejos que se organizan con tal motivo
que, en La Palma,
no se celebran todas las cruces el mismo día. Después de la fiesta oficial y
general del 3 de mayo, cada domingo, hasta muy avanzado el verano, se efectúa
el homenaje a una cruz distinta: un domingo se celebra la Cruz de las Breveritas; otro,
la Cruz de Las
Ledas; otro, la Cruz
de Juan Mayor… Todas estas fiestas se ven muy concurridas y animadas[ii].
Como ejemplo de estación crucera
rural en la capital palmera que aún en 1927 celebraba su fiesta el tercer fin
de semana de junio, nos referiremos a la conocida como Cruz del barranco de Juan Mayor, sita en el pago de Velhoco[iii]. El
cauce de dicho barranco ha venido a funcionar como límite natural divisorio de
las jurisdicciones municipales de Santa Cruz de La Palma y Breña Alta. Los
orígenes del topónimo deben remontarse probablemente o bien a los tiempos de
los primeros repartimientos de tierras tras la conquista o, incluso, a la etapa
de precolonización. La pérdida material de la documentación concejil y de las
escribanías públicas tras el saqueo de la ciudad en el verano de 1553 no deja
—de momento— acercarse más allá de 1546 en su datación. En 28 de noviembre de
dicho año puede documentarse la primera referencia, a través de la venta de
5000 maravedíes de censo y tributo impuestos sobre «una viña que tiene [Gaspar
Pérez] en el término de Velhoco, lindante por arriba con viña de Luis Hernández
de Velhoco, por abajo con viña de Juan de Fuentes, por un lado el barranco de
Juan Mayor, y por otro lado con viña y majuelo de los herederos de Anrique
Álvarez de Fuentes»[iv].
En 1927, la comunidad de vecinos
concentrados en el entorno del barranco de Juan Mayor prepara para el sábado 18
y el domingo siguiente del mes de junio unas suntuosas fiestas en honor de la Santa Cruz. La sabatina se
iniciaba «como es uso y costumbre» con el tradicional protocolo de inauguración
crucífera en La Palma:
al medio día, «la Bandera
con la cifra de la Cruz»
era enarbolada «entre multitud de cohetes voladores […] y salvas de cañón»[v]. La
insignia, cuyo uso hoy en día prorrogan casi exclusivamente las comunidades
cruceras de Breña Alta, funciona a la vez como señal indicativa de la ubicación
de la cruz-fiesta para el caminante que llega de lejos y como elemento de
cohesión y fortalecimiento de los lazos identitarios de los vecinos. Más
complejo es el auténtico lenguaje de los fuegos y voladores en La Palma, del que se ha ocupado
María Victoria Hernández Pérez en varios trabajos[vi].
Sólo diremos aquí que las variantes usadas en 1927 por la cruz del barranco de
Juan Mayor sirvieron o bien para anunciar la citada inauguración y principio
festivo en forma de cohetes voladores y de cañonazos —estos últimos, herederos
de los mismos que se empleaban en las fiestas en honor a la Virgen de las Nieves,
disparados desde el lomo homónimo o lomo del castillo de la Virgen—; o bien para
señalizar el final de la jornada de víspera y preludio del día grande,
disparados en horario nocturno y materializados en fuegos artificiales: los
estampidos se alían ahora con la luz y el color.
Es una pena que el rotativo no
detalle los elementos constituyentes de la cruz. Una fotografía muy posterior,
fechada hacia los años ’50 del siglo pasado, realizada por el profesional
Adolfo Ayut González (1904-1976), puede aproximarnos a las tendencias que los
mayordomos del barranco de Juan Mayor marcaron de manera preferente en la
composición crucífera a mediados de la centuria, unos 20 ó 30 años después de
estas noticias de 1927. Carente de espaldar, la cruz es acogida por los lados y
hacia el fondo por un follaje de fayal —muy abundante en la zona— de estructura
circular a modo de cercado o capilla vegetal descubierta, cerrada por
el frontis con una serie de plantas ornamentales de uso doméstico contenidas en
macetas. Destacan sobre todas los ejemplares de anturios (Anthurium scherzerianum), para cuyo mantenimiento son necesarias
las altas dosis de humedad ambiental de esta zona. La cruz, de considerables
dimensiones, descansa sobre un pedestal durante todo el año, recubierto ahora
por lo que parece una composición textil a modo de tapete o mantel de
materiales naturales que cae sólo por la parte delantera. El dibujo central
muestra una hostia con las siglas jhs —coronadas por una cruz—, que
sostienen en el inferior sendos ángeles. Dos peces siguen la circunferencia por
los extremos superiores, sin duda, en clara alusión metatextual al episodio de
la multiplicación de los panes y los peces (Mc, vi,
34-44) y al mensaje eucarístico y salvífico contenido en Juan, vi, 35-38: «Yo soy el pan de la vida. El
que viene a mí no tendrá más hambre y el que cree en mí no tendrá sed jamás». La
base o pie de la cruz está forrada por otra producción vegetal próxima al
calado o a las labores de croché. El madero se recubre con la tradicional tela blanca
plisada en dos piezas: la correspondiente al cuerpo vertical y la que cubre el brazo
horizontal (sobrepuesto al anterior), quedando libres los rayos de metal que
singularizan esta versión del Santo Madero. El velo resulta desproporcionado en
el conjunto por su falta de anchura y longitud.
Según consta en el programa
anunciado por la prensa, la diversión continuaba a las ocho de la tarde, en que
estaba prevista «en las inmediaciones de la Cruz una lucida Verbena». Típicas de las
estaciones primaveral y, especialmente, veraniega, los bailes al aire libre,
acompañados de ventorrillos para el suministro de bebidas y comida, se
convirtieron en número estrella del calendario festivo desde mayo hasta
septiembre en Santa Cruz de La Palma. En
la zona del casco histórico se combinaron muy bien con paseos amenizados
musicalmente. Sin ir más lejos, con motivo de las fiestas de mayo de ese mismo
año, la rambla de Cuba[vii],
«vistosamente engalanada y profusamente iluminada», acogió el 30 de abril por
la noche una verbena, «reinando durante ella alegría, en la que la juventud
saboreó a gusto las expansiones de estos festejos»[viii]; y
la plaza de Alfonso xiii (hoy
Alameda) era escenario de un «animado paseo» acompañado de concierto por la
banda de música La Victoria
el 1 y el 2 de mayo por la noche[ix].
La apoteosis del domingo llega
primero a las dos de la tarde con el pasacalle que desde los Cuatro Caminos de
Buenavista hasta las inmediaciones de la cruz interpreta al son de pasodobles
la banda de música La
Esperanza, de Breña Alta, participación esta que explica los
estrechos lazos de solidaridad que el barrio mantuvo siempre con el municipio
colindante, con el que comparte idéntica cultura y socioeconomía agrarias, y,
como se revela aquí, afinidad en el espíritu festivo. La tarde se reserva para
los ejercicios lúdicos; la primera parte con premios en metálico para los
ganadores de la corrida de sacos y del juego del sartén[x]; la
segunda parte con carrera de sortija a caballo, no faltando la elevación de
globos aerostáticos, hoy presentes fundamentalmente en los festejos de mayo en
Breña Alta. Un baile celebrado en una casa cercana a la cruz pondrá fin a los
regocijos, cuyo éxito, según recogía en una crónica Regeneración palmera, determinaron, por un lado, el cumplimiento de
la programación «al pié de la letra» y, por otro, la enorme concurrencia y la grande
animación reinante[xi].
Frente a lo que se vivía en el
sector del casco histórico, Santa Cruz de La Palma incorporó en sus barrios rurales una
modalidad festiva patronal en la que junto a una serie de elementos
conceptuados en el sentir y devoción crucífera urbanos —entre los que destaca
la resistencia del modelo de cruz-altar, de raigambre andaluza—, conjugó con
tanto o más éxito y caracterización otras formas más apegadas a los modos
celebradores típicos de Breña Alta, municipio con el que parece compartir mayor
parentesco, sobresaliendo el izado de bandera (que ayuda a la identificación y
unidad de la comunidad) y determinadas actividades recreativas (como las
carreras de sacos y el juego del sartén), evidenciándose asimismo cierta
preferencia por los músicos breñuscos. A fin de cuentas, como ocurre en la
mayor parte de los monumentos crucíferos de Breña Alta, el nacimiento y arraigo
de la cruz del barranco de Juan Mayor está muy vinculado a la función que
desempeña durante el año como señal de paso, como cruz-guía del caminante, tan abundante
en otras veredas y encrucijadas.
[i] En
oficio de la alcaldía capitalina dirigido al arciprestazgo palmense (de 2 de
mayo de 1889) sobre propuesta de cambio horario de la procesión de la Cruz, se alega para
fundamentar la solicitud, entre otros, el siguiente particular: «[…] la
corporación municipal […] debe costear también la procesión general que
inmediatamente después de la función haya de tener efecto con la ostentación
que requiere la grandeza de todos los actos de la Iglesia, asistencias á las
que debe concurrir con el antiquísimo pendón que simboliza las hazañas
alcanzadas por los ilustres conquistadores, bajo la protección de la augusta
Religión del Crucificado […]». Vid.
Archivo Municipal de Santa Cruz de La
Palma: 162-2,
f. [2v]. En verdad, el pendón o insignia real no es otra
cosa que la representación simbólica del rey, a cuya demarcación o reino se
adhesiona el territorio conquistado, en este caso, la isla puesta bajo el
nombre de San Miguel de La Palma. Por tanto, nada tienen que ver su significado y su simbología con el
cristianismo; por otro lado, sabemos que el histórico pendón data de fecha
posterior a la conquista. De ahí que este punto de la argumentación resulte hoy
algo confuso y parezca más motivado por el apasionamiento y más condicionado
por el estado de conocimiento de la época que por la realidad histórica «demostrable»
de los hechos.
[ii] José
Pérez Vidal. «Los autos del Corpus y el «Carro» de la Bajada de la Virgen en La Palma». En: El Carro: historia y espectáculo.
[Coordinador de la edición, Miguel Ángel Aguilar Rancel]. [La Laguna: Artemisa Ediciones;
Santa Cruz de La Palma:
Patronato Municipal de la
Bajada de la
Virgen], 2005, p. 32.
[iii]
Sirvan estas páginas como modesto homenaje a la Agrupación Folclórica
Tuhoco, fundada en este pago, que en este 2008 cumple su 25º aniversario.
[iv] Luis
Agustín Hernández Martín. Protocolos de
Domingo Pérez, escribano público de La
Palma (1546-1553). Santa Cruz de La Palma: Caja General de
Ahorros de Canarias, 1999, pp. 114-115. Con el barranco existió a mediados del
siglo xvi un lomo con la misma
denominación, ambos dentro del término también conocido como Juan Mayor.
[v]
[Hemeroteca de la] Sociedad Cosmológica] (Santa Cruz de La Palma): s. a. «Las festividades [2]». Regeneración palmera: periódico bi-semanario
de intereses generales, literatura, noticias e información (Santa Cruz de La Palma, 8 de junio de 1927),
p. [2].
[vi]
Primero en «Relatos y leyendas de La
Palma: la pólvora en las fiestas del siglo xix». Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife, 23 de septiembre de
2001), p. 23 y luego en Breña Alta:
fiesta de la
Cruz. Breña Alta: [Ayuntamiento de Breña Alta], 2005, pp.
104-109.
[vii]
Fragmento de la avenida El Puente que iba desde la calle C. Pérez Volcán hasta
el callejón de acceso a hoy nombrada calle A. Cabrera Pinto.
[viii] hsc:
s. a. «Fiesta de Mayo». Diario de
avisos de La Palma
(Santa Cruz de La Palma,
5 de mayo de 1927), p. [1].
[ix] Ídem.
[x] En el
original, «juego del asartén». Con motivo de las fiestas del 10 de octubre, que
conmemoraban en los años ’40 en Quince y Medio la proclamación en armas contra
el gobierno español en Cuba de 1868, entre otros juegos infantiles se encuentra
el juego de la sartén tiznada: «Se
toma un sartén tiznado, se cuelga a la altura de un niño de 8 ó 10 años; al
mismo se le pega en el fondo una moneda de 20 centavos, los competidores
deberán tratar de despegar con los dientes el dinero. Al lograrlo recibirá un
premio». Vid. Silvia Álvarez Ramos.
«Un acercamiento a la cultura haitiana: la fiesta tradicional por el 10 de
octubre en el municipio avileño de Venezuela». La cultura haitiana (27 de marzo
de 2007). Disponible en: http://hatiianosysucultura.blogspot.com/2007/03/un-acercamiento-a-la-cultura-haitiana-la.html.
Asimismo, en Chacaltianguis (México), las fiestas patronales del 1 de enero en
honor del Santo Niño Jesús incluyen, entre las competencias, además de cucaña
(o palo ensebado), carrera de encostados (nuestras carreras de sacos), de
caballos y otros juegos deportivos, el sartén tiznado. Vid. la web: http://members.fortunecity.es/rincondadelangel/paginas/ChacaltianguisConMarcos.htm.
Agradezco a María Victoria Hernández Pérez, presidenta de la Junta de Cronistas Oficiales
de Canarias, la seña de estas fuentes.
[xi] hsc: s.
a. «Las festividades». Regeneración
palmera (Santa Cruz de La
Palma, 29 de junio de 1927), p. [2].
MASCARONES: UNA INVITACIÓN A COLABORAR
MASCARONES: UNA INVITACIÓN A COLABORAR
Manuel Poggio Capote
Uno de los números más entrañables que se conservan dentro
de las fiestas de La Palma es el de los mascarones. La presencia de figuras de
este tipo en las celebraciones de nuestra isla se remonta, al menos, a la
primera mitad del siglo XVII. De aquellas fechas existe una referencia
documental, transcrita de las actas del antiguo Cabildo de La Palma, en la que
consta la compra de unos gigantes para participar en la procesión del Corpus
Christi de la capital insular. Aunque pudiera parecer extraño, los gigantes y
otros elementos simbólicos equivalentes se integraban en el cortejo eucarístico
junto a la custodia divina, el clero y las autoridades civiles. Y es que, al
igual que en las principales poblaciones hispanas, los gigantones o los
diabletes (personas ataviadas con máscaras y ropajes simulando ser demonios)
tomaban parte en la mencionada manifestación religiosa de Santa Cruz de La
Palma. Los mismos encabezaban la procesión encarnando con su presencia la
derrota del mal o del pecado. En 1780 el gobierno central, bajo los influjos de
la Ilustración, prohibió la presencia de estas figuras en los cortejos del
Corpus. Entonces, a los gigantes palmeros y a otros personajes similares no les
quedó más remedio que buscar acomodo en otras fechas del calendario festivo.
De este modo, los populares gigantes se incorporaron al
programa de la Bajada de la Virgen de las Nieves. Se verifica una primera
referencia en la edición de 1815, aunque con anterioridad existen otros datos
sobre su empleo fuera de las fiestas lustrales. Uno de ellos es el de su
participación en unos actos con motivo de la restauración al trono de Fernando
VII (1814). Otro acontecimiento real (la proclamación de Isabel II) propició en
1833 un baile de seis parejas de enanos y enanas, aludido por los investigadores
como la primera cita documental a la posterior y muy célebre Danza de enanos.
Entrado el siglo XX, en la capital insular algunos barrios contaron con sus
comparsas privativas. Ese fue el caso de los festejos de San Francisco y Naval
que dispusieron de sendas agrupaciones. Tanto una como otra, así como la
correspondiente a las fiestas de la Bajada, alcanzaron tal arraigo que el
músico local Felipe López Rodríguez (1909-1972) adaptó una partitura para ser
interpretada durante sus desfiles: la Polka de los mascarones. Por último,
cabría apuntar que desde los inicios de la década de 1990 los gigantes y
cabezudos han sido sacados de manera constante a la calle en la víspera del día
de la Cruz, dentro de las fiestas anuales de la capital palmera.
En el resto de la geografía insular estos conjuntos de
imaginería festiva tardaron un poco más de tiempo en incorporarse a las
celebraciones locales. No en vano, ninguno de los núcleos del interior de la
isla disfrutó de una procesión de Corpus tan solemne como la que se organizó a
lo largo de más de tres siglos en Santa Cruz. Es decir, carecían de esta
tradición festiva. Pero desde finales del XIX algunas demarcaciones municipales
comenzaron a desarrollar sus particulares regocijos con estas figuras. Ése sería
el caso de Fuencaliente, donde los caballos fuscos se escoltaron de un
mascarón. En Tijarafe, el antecedente del actual Diablo fue un ingenio
denominado Cataclismo (1910), el cual no era más que un gigante. Desde 1923,
cuando este peculiar baile comenzó a ejecutarse de manera más o menos
periódica, gigantes y cabezudos han acompañado en sus movimientos al afamado
demonio norteño. Por su parte, en la villa de Garafía se coteja la presencia en
1915, durante la feria de San Antonio del Monte, de un grotesco mascarón. De
igual manera, en otros lugares como Los Llanos de Aridane, El Paso, Tazacorte,
Breña Baja, Breña Alta, Puntagorda, Barlovento o San Andrés y Sauces se
constatan noticias con varias décadas de antigüedad sobre el tema.
Más recientes son las apariciones en la verbena del
Borrachito Fogatero (Mazo) o en otros núcleos poblacionales. En el primero de
los casos, los mascarones se idearon como simple complemento escenográfico del
espectáculo que tiene lugar esa noche. Por el contrario, en la segunda de las
situaciones la salida de los cabezudos se ha interpretado como un acto de
animación infantil dentro de las fiestas patronales de varios municipios. Todos
estos datos y otros no desbrozados en estas líneas los venimos recogiendo desde
hace algún tiempo con el ánimo de culminar una monografía que estudie la
evolución de los gigantes y cabezudos en nuestra isla. Las fuentes orales y
escritas consultadas han sido abundantes, pero aún queda camino por recorrer.
No se debe olvidar que estos machangos entran de lleno en el ámbito de la
cultura popular y con frecuencia no es fácil hallar noticias. Además, en contra
de lo que pudiera parecer, la historia de los mascarones (término preferido en
La Palma para denominar a estas figuras y que, lamentablemente, casi nunca
aparecen recogidas bajo esta forma en los programas oficiales de festejos)
posee rasgos, usos y costumbres muy singulares. Y es éste el propósito de la
presente invitación: ofrecer el proyectado libro a cuantos deseen dejar su
testimonio (bien sea de manera verbal, escrita o fotográfica) acerca de los
populares mascarones palmeros.
Manuel Poggio Capote
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- LAS CRUCES DE MAYO
LAS CRUCES DE MAYO.
José Guillermo Rodríguez Escudero
El día tres de mayo,
la capital de La Palma
celebra la onomástica de la
Santa Cruz desde que el Adelantado Fernández de Lugo finalizara
la Conquista
en 1493. Desde entonces, la nueva población conmemora anualmente esta efeméride.
Así, en 2012 se celebra el 519 aniversario de la Fundación de la Muy Noble y Leal Ciudad.
Se engalanan profusamente todas las cruces que salpican su
territorio y se declara ese día festivo en la localidad. No sólo se adornan las
que se encuentran apostadas en los exteriores, sobre las paredes, en azoteas o
encrucijadas, rematando fachadas o balcones, recordando accidentados, etc.,
sino también en los interiores de algunas casas. A las exteriores, se les
cambia el forro de tela que las cubría desde el año anterior y se sustituye por
otra nueva. Se entronizan en bellos altares efímeros cuajados de flores,
plantas, banderas, etc. para la admiración de
propios y ajenos, siguiendo con la
tradición familiar o del barrio. Antiguamente se enramaban las cruces de
las casas de las personas más adineradas y
con un estatus social más alto. Se colocaba la cruz dentro de las
viviendas, en un lugar privilegiado, y se adornaba con todas las joyas y
prendas. Se reunían las familias por las noches e iban a visitar otras cruces.
Éstas pujaban por ser las más originales y más bien decoradas y suntuosas. En
los grandes salones se hacían bailes y
fiestas muy animadas con familiares, vecinos y amigos. La belleza ornamental se
conseguía mediante combinaciones de vegetales, telas, alhajas y otros objetos
de gran valor. Era frecuente la escenificación en algunas de las cruces
parodiando temáticas de cualquier índole. Se exponía y, afortunadamente, se
expone, un número importante de muñecos grotescos de tamaño natural,
denominados “mayos”: simpáticas figuras hechas de trapo que adornan la escena.
Representan distintos temas y actitudes, colocadas en diferentes lugares, bien
formando pasillos hacia la cruz, o en varios rincones de sus alrededores, custodiándola,
como en balcones, ventanas, muros,
azoteas, bancos, tapias, etc.
El Ayuntamiento concede premios a dos categorías de cruces. La
tradicional ampara las que se enraman con motivos históricos y prendas. En
el ámbito de la categoría libre se tiene más en cuenta la imaginación y su
confección con productos naturales.
Las fiestas de mayo se prolongan durante todo el mes, con un
amplio programa de festejos (unos años mejores que otros). Entre otros, destaca
el esperado número del Baile de los Mascarones.
El tres de mayo tiene lugar una solemne función religiosa
concelebrada a la que acuden numerosas autoridades civiles y militares. Está
presente también el Pendón Real que sale previamente desde el Ayuntamiento y al
que se tributan los honores reales. Tras la Misa se inicia la procesión de la Santa Cruz escoltada
por varias bandas de música. Su presencia en el tesoro del suntuoso templo
matriz se cita por primera vez en el Inventario de 1782.
La referencia más antigua que se conoce de esta hermosa
costumbre del enramado de las cruces la encontramos en la Subida de la Virgen de Las Nieves en
1765. Así, cuando la Patrona
retornaba en procesión por las calles capitalinas hacia su Santuario, “estaba
una cruz, que es la del noveno passo, con el mejor ornato y compostura de
prendas, talcos y galones”. También la comitiva se encontró nuevamente con “una
cruz que es la del octavo passo, con la mejor belleza compuesta de joyas y
otras prendas en gran número y muy hermosas escarchas”.
Comienzan oficialmente las Fiestas de Mayo 2012
El viernes 27 de abril, el Sr. Jerónimo Saavedra Acevedo, actual Diputado del Común, leyó en el atrio del Ayuntamiento el pregón de las Fiestas de Mayo 2012 de Santa Cruz de La Palma, en un joven ambiente presidido por la incipiente Orquesta Sinfónica de la Escuela Insular de Música, junto a componentes de la Banda de Música Municipal San Miguel, de Santa Cruz de La Palma, quienes permitieron a los asistentes disfrutar de un grato entretenimiento musical.
Por otro lado, y como no podía ser de otra manera, tampoco faltaron las palabras del Sr. Sergio Matos, Alcalde de Santa Cruz de La Palma, con especial referencia tanto a la figura del Diputado del Común como a la dilatada trayectoria del Sr. Jerónimo Saavedra Acevedo.
Pregón de las Fiestas de Mayo 2012, por el Sr. Jerónimo Saavedra Acevedo:
Presentación del programa y blog de las Fiestas de Mayo 2012
Hoy día 26 de abril tendrá lugar la presentación del programa y del blog de las Fiestas de Mayo 2012, en las que destaca la festividad del Día de la Cruz, en la que se celebra de forma especial, en este año, el 519º aniversario de la fundación de la ciudad.
UNA FIESTA SINGULAR
Nuestra Fiesta de la Cruz (en Santa Cruz de La Palma, la Fiesta, o el Día, es de la Cruz, en singular, y no de las Cruces, como en otra localidades) es sin duda una celebración original y genuina dentro del acervo festivo de Canarias. Sin perjuicio de otra serie de actos que contribuyen a su esplendor, los festejos que conmemoran, además, la fundación de la ciudad (1493) se bastan con el exquisito y majestuoso enrame de las cruces y con el ingenio y la inspiración en la elaboración de "mayos" para configurar una de las fiestas más interesantes y peculiares de las islas.
Hoy, gracias a la dedicación y la iniciativa de doña Marina Duque durante casi dos décadas (entre 1982 y 1999), se ha recuperado plenamente la ingeniosa y ocurrente tradición de los "mayos", probablemente de influencia portuguesa, con antecedentes en nuestra ciudad desde el primer tercio de siglo XIX, y con los que antiguamente se anunciaba donde iba a engalanarse una cruz (téngase en cuenta que los chuscos monigotes se exhibían antes de las cruces, el 1 de mayo). Pero, junto a la explosión de los "mayos", la ciudad ha sabido también mantener, con la finura y el lucimiento preciso, la tradición común a la Fiesta del enrame de las cruces, en este caso, resultado del esfuerzo y el buen hacer de los artesanos cruceros del municipio. Esta costumbre, por cierto, hunde sus raíces en la devoción por el Lignum crucis, incorporada a nuestra ciudad por la antigua cofradía de la Vera Cruz, hermandad de disciplina fundada en el cenobio franciscano en 1558 y que se ocupaba de celebrar el día del hallazgo de la reliquia ("La Invención de la Cruz") cada 3 de mayo.
Efectivamente, la Fiesta de la Cruz (o de las Cruces) no es patrimonio exclusivo de esta ciudad. Las cruces también se enraman y engalanan en Los Realejos, en especial, en la Cruz Santa, Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife, La Laguna -con cruces de capilla y habitación- o en Teguise incluso, que ha comenzado a recuperarla, y en multitud de localidades de la Península e Hispanoamérica. Es más, los municipios limítrofes (Breña Alta, Breña Baja y Villa de Mazo) la celebran también con igual ornato y parecidos ritos, conformando un espectáculo de singular belleza que se extiende más allá de nuestro término municipal para configurar acaso la fiesta por excelencia de una mancomunidad non nata, la del entorno de la capital de la isla.
Las cruces se adornan con flores, frutos, papel de seda, encajes, telas, joyas..., en diseños más tradicionales o más libres, al gusto de los cruceros. Y los "mayos" (peleles rellenos de guata, muselina o papel de periódico, y adecentados con ropajes auténticos, que escenifican cualquier episodio o personaje de relumbrón) no solo los encontramos en la calle del Tanque (visita obligada), semillero de la tradición, o en la calle Guanil, en torno a la plazoleta del periodista Juan Francisco Pérez (la segunda concentración en número), sino que ya invaden, sin permiso, cualquier rincón de la ciudad, convirtiéndose durante un par de días en los verdaderos vecinos del municipio.
Nunca hubo mucha más actividades (recuerdo las carreras de sortijas, o de sacos, o las competiciones de ajedrez) en las fiestas patronales de la ciudad (en realidad, para Santa Cruz de La Palma sus fiestas "patronales" siempre fueron las de la isla: la Bajada de la Virgen), tampoco prendieron las verbenas típicas o las romerías (aunque yo sigo apostando por ellas, al menos para rentabilizar el traje de mago). Quizás lo que ocurra es que esta Fiesta no necesite de aditamento alguno. Como decía al principio: el buen gusto en el aderezo de las cruces y la gracia de los estrambóticos "mayos" se bastan para colmar la celebración.
Juan José Rodríguez Rodríguez
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- La Fiesta de la Cruz a través de la visión de algunos de nuestros mejores historiadores
A partir de hoy, y mientras se extiendan las Fiestas de Mayo, cada semana se publicarán en el blog una serie de artículos muy interesantes sobre la historia y otros detalles de la Fiesta de la Cruz, el día grande de las Fiestas de Mayo, en las que además se conmemora la fundación, hace 519 años, de nuestra hermosa ciudad, Santa Cruz de La Palma. Esperamos que los disfruten.
El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma abre la inscripción para participar en el desfile de los mascarones del Día de la Cruz
Marta Poggio anima a tomar parte en un número “que
constituye uno de los más antiguos de nuestra tradición festiva”
MIÉRCOLES, 11 DE ABRIL. El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma ha abierto la inscripción para participar en el desfile de los mascarones que recorrerá las calles de Santa Cruz de La Palma en la tarde del miércoles 2 de mayo, víspera del Día de la Cruz, fecha en que se conmemora la fundación de la ciudad.
El popular pasacalle está abierto a la participación de cualquier ciudadano siempre que sea mayor de doce años. Únicamente es necesario presentar una instancia en el registro de entrada del ayuntamiento solicitando formar parte del número e indicando el nombre de la figura que quiera portar, si tiene preferencia por alguna en concreto. La popular comparsa está compuesta por 50 cabezudos y seis parejas de gigantes.
En los últimos años tanto desde el consistorio capitalino como desde la iniciativa ciudadana se han dado pasos para impulsar y mejorar este número “que constituye uno de los más antiguos de la tradición festiva en el municipio”, asegura la concejal de Fiestas de Santa Cruz de La Palma, Marta Poggio.
Entre estas iniciativas está la recuperación de antiguas figuras así como la necesidad de formalizar la inscripción previa de los participantes, con el fin de mejorar su organización del número al saber con antelación el número de componentes y poder preparar el vestuario o reparar, en su caso, las figuras.
La concejal valora especialmente la implicación de la recién constituida Asociación Cultural Mascarones de Santa Cruz de La Palma, nacida con el objeto de salvaguardar la integridad del pasacalle y fomentar la participación popular, no sólo en el desfile sino en todo lo que le rodea: promoción, investigación histórica, preparación, apoyo, etc.
Marta Poggio anima a todas las personas que se sientan interesados por este número a participar activamente en esta singular comitiva que cada mes de mayo y en la Semana Grande de la Bajada de la Virgen toma las calles capitalinas.
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