LAS CRUCES DE MAYO


LAS CRUCES DE MAYO.
José Guillermo Rodríguez Escudero

El  día tres de mayo, la capital de La Palma celebra la onomástica de la Santa Cruz desde que el Adelantado Fernández de Lugo finalizara la Conquista en 1493. Desde entonces, la nueva población conmemora anualmente esta efeméride. Así, en 2012 se celebra el 519 aniversario de la Fundación de la Muy Noble y Leal Ciudad.

Se engalanan profusamente todas las cruces que salpican su territorio y se declara ese día festivo en la localidad. No sólo se adornan las que se encuentran apostadas en los exteriores, sobre las paredes, en azoteas o encrucijadas, rematando fachadas o balcones, recordando accidentados, etc., sino también en los interiores de algunas casas. A las exteriores, se les cambia el forro de tela que las cubría desde el año anterior y se sustituye por otra nueva. Se entronizan en bellos altares efímeros cuajados de flores, plantas, banderas, etc. para la admiración de  propios y ajenos, siguiendo con la  tradición familiar o del barrio. Antiguamente se enramaban las cruces de las casas de las personas más adineradas y  con un estatus social más alto. Se colocaba la cruz dentro de las viviendas, en un lugar privilegiado, y se adornaba con todas las joyas y prendas. Se reunían las familias por las noches e iban a visitar otras cruces. Éstas pujaban por ser las más originales y más bien decoradas y suntuosas. En los grandes salones se hacían  bailes y fiestas muy animadas con familiares, vecinos y amigos. La belleza ornamental se conseguía mediante combinaciones de vegetales, telas, alhajas y otros objetos de gran valor. Era frecuente la escenificación en algunas de las cruces parodiando temáticas de cualquier índole. Se exponía y, afortunadamente, se expone, un número importante de muñecos grotescos de tamaño natural, denominados “mayos”: simpáticas figuras hechas de trapo que adornan la escena. Representan distintos temas y actitudes, colocadas en diferentes lugares, bien formando pasillos hacia la cruz, o en varios rincones de sus alrededores, custodiándola, como  en balcones, ventanas, muros, azoteas, bancos, tapias, etc. 

El Ayuntamiento concede premios a dos categorías de cruces. La tradicional ampara las  que se  enraman con motivos históricos y prendas. En el ámbito de la categoría libre se tiene más en cuenta la imaginación y su confección con productos naturales.

Las fiestas de mayo se prolongan durante todo el mes, con un amplio programa de festejos (unos años mejores que otros). Entre otros, destaca el esperado número del Baile de los Mascarones.

El tres de mayo tiene lugar una solemne función religiosa concelebrada a la que acuden numerosas autoridades civiles y militares. Está presente también el Pendón Real que sale previamente desde el Ayuntamiento y al que se tributan los honores reales. Tras la Misa se inicia la procesión de la Santa Cruz escoltada por varias bandas de música. Su presencia en el tesoro del suntuoso templo matriz se cita por primera vez en el Inventario de 1782.  

La referencia más antigua que se conoce de esta hermosa costumbre del enramado de las cruces la encontramos en la Subida de la Virgen de Las Nieves en 1765. Así, cuando la Patrona retornaba en procesión por las calles capitalinas hacia su Santuario, “estaba una cruz, que es la del noveno passo, con el mejor ornato y compostura de prendas, talcos y galones”. También la comitiva se encontró nuevamente con “una cruz que es la del octavo passo, con la mejor belleza compuesta de joyas y otras prendas en gran número y muy hermosas escarchas”.

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